Cuando fui escolar me llevaron a ver una exposición sobre Pedro Paulet en una galería que tenía el Banco Wiese en la Av. Larco de Miraflores (ahora es el Scotiabank). En la exposición me sorprendió ver unas páginas de un libro de Wernher von Braun, donde se mencionaba a Pedro Paulet.
Aquel libro se trata de History of rocketry and space travel, escrito conjuntamente con Frederick I. Ordway III. Wernher von Braun fue un ingeniero aeroespacial alemán que formó parte de la SS en la Segunda Guerra Mundial. Colaboró en el desarrollo del V2, un misil para destruir las ciudades aliadas. Cuando se rindió, von Braun fue llevado a EEUU y fue perdonado por su cooperación con el desarrollo de la cohetería en ese país. Entre 1960 y 1970 fue director del George C. Marshall Space Flight Center de la NASA y responsable del diseño de los cohetes de las misiones Mercury (Redstone) y Apollo (Saturn).
Portada del libro de von Braun
Pedro Paulet no es el inventor de los cohetes, sin embargo, hizo contribuciones importantes en la química de la propulsión de cohetes. Ya en la Guerra del Pacífico se hicieron intentos para usar torpedos autopropulsados para destruir a los buques chilenos, como por ejemplo el torpedo Lay fabricado en EEUU.
Respecto a la mención sobre Paulet, en el libro de von Braun, hice una traducción de la página 35:
Paulet hizo sus experimentos en Paris entre 1895 y 1897 utilizando un cohete cuyo motor estaba hecho de acero al vanadio. No continuó su trabajo por dificultades económicas y por las quejas de sus vecinos. Por algún motivo desconocido, Paulet no dio a conocer su trabajo hasta el 7 de octubre de 1927 a través del diario El Comercio.
Un ingeniero ruso que vivía en Alemania, Alexander Scherschevsky, enterado del artículo, lo resumió en su libro Die Rakete für Fahrt und Flug (el cohete para viaje y vuelo), publicado en Berlín en 1929. El propelente que usó Paulet era peróxido de nitrógeno y gasolina, la ignición se realizaba con una chispa en la cámara de combustión, y las pruebas fueron satisfactorias. El motor que pesaba poco más de 5 libras producía un empuje de 200 libras con 300 explosiones por minuto. Paulet afirmaba que esto podría funcionar por una hora sin sufrir una deformación apreciable.
Si no hubiera sido por Scherschevsky, Paulet nunca hubiese sido conocido. El experimento del peruano llamó la atención a autores alemanes posteriormente y subsecuentemente de sus escritos en todo el mundo, con el resultado de que se convierte en el pionero, a nivel mundial, en desarrollar un propelente líquido para cohetes.
El artículo de El Comercio, escrito por Paulet desde Roma, tenía dos columnas y media en el cual reclamaba la prioridad de su invención. Después de poner atención en muchos planes para cohetes de aviones y naves espaciales, muy en boga en Europa en esa época, Paulet decía que “30 años antes había concebido esas ideas cuando yo era un estudiante del Instituto de Química Aplicada en la Universidad de París”.
Él expresó el miedo que su reclamo no sea creído y llamó a sus amigos estudiantes en el Barrio Latino a anunciar al mundo sobre sus experimentos, los cuales fueron, sin embargo, “hechos realmente, sin testigos…”. Paulet murió el 30 de enero de 1945 con sus reclamos aún no confirmados.
Bibliografíavon Braun, Wernher y Frederick I. Ordway III (1969).
History of rocketry and space travel. Thomas Y. Crowell Company, New York.